El gigante adormecido ataca nuevamente


El aseguramiento de cilindros de gas comprimido es una práctica de seguridad aceptable. Ese aseguramiento impide que se caigan, lo que podría dañar sus válvulas. ¿Pero, qué pasa cuando la válvula de un cilindro se parte?

Seis cilindros de 220 pies cúbicos, parte de un sistema de extinción de incendios, fueron removidos de sus soportes en las paredes para que los pintores pudieran pintar el área. Cuando estaban siendo colocados de vuelta en sus respectivas posiciones, un pintor observó que un cilindro tenía escape. El colocó el cilindro contra su hombro e intentó empujarlo por el piso. Súbitamente, la válvula se separó del cilindro y fue lanzada hacia atrás, colisionando contra la parte lateral de una cabina de acero inoxidable.

El pintor luego se vio con una pieza de 215 libras impulsada al chorro en sus brazos. El se agarró del cilindro en el piso pero no pudo cogerlo con firmeza. El cilindro se estrello contra el piso, colisionó contra otro cilindro en el camino, lo tumbó, quitándole su válvula también. El primer cilindro, en seguida, hizo un giro de 90 grados para la derecha y se desplazó una distancia de 6 metros, estrellándose contra un andamio ocupado. El pintor del andamio cayó desde una altura de 2.5 metros hasta el piso, sufriendo fracturas múltiples en una de sus piernas.

Después de quedar rodando varias veces, el cilindro se desplazó nuevamente hasta cerca de su punto de partida y se chocó contra una pared. El giró 90 grados a la izquierda y se movió por la extensión total de la sala, alcanzando a un electricista. El electricista fue lanzado hacia la puerta próxima, pero el cilindro continuó moviéndose en línea recta por más de 20 metros antes de colisionar contra un camión que estaba afuera. El resto de la presión del cilindro aun permitió que él quedara dando vueltas cerca del camión.

Esta es una historia interesante. Pero necesitamos evitar que algo semejante ocurra con nosotros. Mantenga esos cilindros asegurados y con las tapas en su lugar.